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La fragmentación del Acceso Abierto en Latinoamérica lo inserta en un futuro incierto

Eduardo Aguado López

A principios de siglo se afirmaba que una una vieja tradición y una nueva tecnología convergían para generar un bien público sin precedente: el acceso abierto. La tradición refiere al interés histórico de los científicos de publicar -hacer público sin restricciones-, sin otro interés que difundir para dialogar y seguir indagando en la investigación. La tecnología es la web, que permite diseminar sin barreras, acceder en tiempo real y romper las restricciones del espacio físico. Surgía, entonces, la posibilidad de pensar en una ciencia para todos (acceso). Dicha posibilidad atrajo la mirada e inmediata adhesión de científicos, investigadores, universidades, centros de investigación, fundaciones, etc., de forma que se institucionalizó en el Norte una visión basada en compartir y tratar de eliminar las barreras de acceso y participación a través de las declaraciones de Budapest (2002), Berlín (2003), Bethesda (2003). Las tres “B” enfatizaban que se buscaba “Retirar las barreras de acceso” de modo que la “literatura periódica revisada por pares fuera completamente gratuita y sin restricciones de acceso para: leer, descargar, copiar, distribuir e imprimir”.

Mientras sucedía esto, en el otro lado del Atlántico, en América Latina no enunciábamos ni conceptualizábamos, simplemente consolidamos plataformas capaces de identificar, reunir y dar visibilidad y posicionamiento a las publicaciones académicas de la región sin estar preocupados por la denominación. Latindex y SciELO ya tenían mas de 5 años en escena y Redalyc aparecía en su versión Beta en 2002.

El surgimiento de plataformas  en Latinoamérica para dinamizar la visibilidad de las revistas regionales (Latindex, SciELO, Redalyc, CLACSO) obedeció a la dificultad de disponer de los materiales producidos en los idiomas regionales, a la necesidad de fortalecer los procesos editoriales de las revistas y de contribuir a la transición electrónica-digital de las revistas regionales. El resultado fue un ecosistema de acceso abierto como ninguna otra región lo había logrado, que al tiempo que potenciaba a las revistas regionales al otorgarles visibilidad, las consolidaba en sus prácticas editoriales porque las exigencias de inclusión y permanencia eran igual o más estrictas que cualquier sistema de indización en el mundo. La consolidación editorial ha sido una tarea constante en la que estas iniciativas se han involucrado de forma permanente.

¿Por qué la fragmentación en Latinoamérica cuando se construyó un ecosistema de acceso abierto como en ningún otro continente?, ¿Cuáles son los paradigmas y respectivos objetivos que alejan a los proyectos de acceso abierto cada vez más al interior de la región? 

Las concepciones del acceso abierto son diversas y a veces entran en tensión. Hay diferencias desde las propias declaraciones de Budapest, Berlín o Bethesda; diferencias entre público o abierto, abierto y libre, etc. Los medios para alcanzarlo también son diversos, las intensidades también, es un movimiento y como tal es diverso, rico y complejo en proyectos, iniciativas y propuestas; en parte de esa diversidad, en mi opinión, deriva su fortaleza.

El acceso abierto generó desarrollos en diversos ámbitos como el legal, el tecnológico, etc., veamos algunos:

      • Las licencias Creative Commons que permitieron la transmisión de algunos derechos  anteriormente reservados, hicieron legal compartir sin mediar contrato entre las partes, al reservar sólo algunos derechos.
      • El protocolo OAI-Open Initiative como vía inicial de interoperabilidad, conectó las máquinas, e integró iniciativas y visiones, al hacer visible y asequible mediante un enlace la producción científica regional.
      • Una filosofía que conceptualizó el conocimiento como bien común y un derecho, con lo cual se creía que se iría sustrayendo a la ciencia del mercado y equilibrando la participación de los diferentes actores.
      • Un modelo de sustentabilidad o negocio: el costo del acceso no recaería en el usuario final, era financiado por universidades o el Estado. La consideración de que la difusión implica una cantidad mínima de la inversión para producirlo, justifica dicha visión.

El acceso abierto como intervención partió del principio que de una u otra forma se iba a incidir en la producción, distribución, legitimación, es decir en el circuito de la ciencia, incidiendo en la reducción de las asimetrías: geográficas entre norte sur y sociales, al interior de las sociedades, en tres vías: el acceso, la participación y la legitimidad. Las tres “B”, enfatizaron el acceso y se pronunciaron tibiamente respecto a la participación y legitimidad. Ahí se ubica la debilidad fundacional del Acceso Abierto Europeo: no buscó trastocar las estructuras de poder de los procesos editoriales, de este modo, por omisión, permitió un escenario donde cabían modelos que siguen beneficiando a los grandes monopolios, como el acceso vía APC.

En principio la mirada fue mas local y regional, estaba implícito que no se trataba del acceso abierto sino de la ciencia abierta, de conocimiento abierto; es decir la apertura de todo el proceso de conocimiento en un dialogo e interacción más horizontal y con mayor participación del Sur, pero si no sentábamos las bases del acceso abierto sería más difícil la transición a la ciencia abierta.

Los números, la aparición de proyectos y la adhesión a ellos eran muy favorables, el concepto entraba en el discurso académico, los repositorios crecían, se emitieron mandatos, reglamentos, hasta leyes de acceso abierto como las de Argentina, Perú y México. No había distinción en las acciones de las universidades públicas o privadas, ambas abrían sus plataformas y ponían sus revistas en acceso abierto, todo parecía “miel sobre hojuelas”.

En la región se denominó acceso abierto dorado a las plataformas de revistas y verde a los repositorios. Con una significativa diferencia respecto al modelo dorado europeo: no teníamos APC’s (pago por procesamiento o publicación). El acceso abierto dorado se nutrió y creció con CLACSO, Redalyc y SciELO que ayudaron a institucionalizar la práctica natural de la publicación académica en la región. La vía verde creció a través de asociaciones importantes –Remeri en México, La Referencia en Latinoamérica y los Repositorios Institucionales, por ejemplo-.

Hubo desarrollos significativos y crecientes de infraestructura, pero no fueron acompañados del autoarchivo por académicos y profesores. Los repositorios se nutrían principalmente de tesis y de artículos en las revistas regionales que ya estaban en otras plataformas. La producción de años anteriores y fuera de la región no podía depositarse porque se habían entregado los derechos patrimoniales y nada se hacia para modificar dicha situación.

A pesar de la situación de los repositorios, la alegría embargaba a los actores, hasta oficinas de acceso abierto surgieron en las universidades latinoamericanas, pero la horizontalidad esperada no se producía. Los números aparentemente eran alentadores: se dice que el acceso abierto no era un proyecto, sino una política inserta en las instituciones y en los países. El trabajo de Science Metrix en 2014, afirmó que más del 50% de los artículos entre 2007 y 2012 estaban en acceso abierto -había investigaciones que hablaban de un peso menor, y sobresalían casos como Brasil en el que más del 70% era de acceso abierto, según Archambult, 2014 podrían mencionarse muchos casos positivos; sin embargo, una mirada más aguda revela vértices no deseados: por ejemplo, el trabajo de Crawford (2018) muestra un crecimiento de las publicaciones de acceso abierto -a través de DOAJ – pero un ritmo de crecimiento mayor del acceso abierto de paga (APC’s) a nivel global, aunque no es el caso de la región. Así:

        • La horizontalidad y reducción de las asimetrías esperada no se produjo; las bibliotecas, las universidades y países a través de consorcios reconfiguran sus gastos y los dirigen -cada vez más- a la suscripción de bases de datos y pagos para acceder a la información internacional ‘reconocida’;
        • Los consorcios editoriales amplían el control horizontal y vertical sobre el circuito de la publicación académica, pero sobre todo controlan el monopolio de la legitimidad, de la “verdad”, diría Bourdieu;
        • Los 5 monopolios editoriales (Elsevier, Springer Nature, SAGE, Wiley, Taylor & Francis) se fortalecen, se refuncionalizan al control del circuito de la ciencia y control de los datos; su tasa de ganancia continúa creciendo y el acceso abierto es una importante fuente de ingresos;
        • Las suscripciones a revistas individuales cambian a la modalidad de Big Deal: se reciben miles de revistas y el costo por unidad disminuye, pero se compran paquetes, equilibrando el beneficio de las revistas menos rentables;
        • La industria de la publicación académica se reconstruye y los contenidos dejan de ser lo más importante, convirtiéndose en proveedores de datos; controlar las interacciones y los datos generados por la actividad de la comunidad pasa a ser imperativo;
        • Los grandes desarrollos (Mendeley, Authorea, repositorio de Ciencias Sociales SSR) son adquiridos por los monopolios editoriales, manteniéndolos en abierto porque las nuevas adquisiciones están centradas en datos e interacciones sobre el comportamiento o participación de los actores de la ciencia: el nuevo negocio es brindar acceso a aquel contenido del cual tengan o no los derechos patrimoniales, para beneficiarse de los datos proporcionados en dicho acceso;
        • Se abren grandes sistemas de información científica –SJR – en acceso abierto, que tienen como función legitimar y crear la necesidad de la consulta de indicadores;  los indicadores bibliométricos actividad propia de bibliómetras se traslada a la comunidad de investigadores;
        • A la venta de contenidos, se agrega la de servicios en línea para la publicación para dar visibilidad (Science Direct), las plataformas de revisión por pares (Scholar One) y claro los repositorios institucionales (Pure), entre otros.

Si bien ese es el contexto en que se ha desarrollado el acceso abierto, cabe preguntarnos ¿por qué la fragmentación en Latinoamérica cuando se construyó un ecosistema de acceso abierto como en ningún otro continente?, ¿cuáles son los  paradigmas y respectivos objetivos que alejan a los proyectos de acceso abierto cada vez más al interior de la región? Cualquier análisis por epidérmico que sea, encontraría las razones en visiones, objetivos y contextos, donde las personas, las redes y los proyectos sólo son encarnaciones vivientes de las mismas.

En sociología de la ciencia el circuito del conocimiento tiene su factor decisivo en la legitimidad, como dijera Bordieu, en la apropiación del monopolio de la visión legítima de la ciencia. Y es aquí donde empiezan a emerger algunas explicaciones históricas.  En la segunda mitad del siglo XX se dieron tres procesos: a) se afirmó el artículo como la forma discursiva más aceptada de la comunicación de la ciencia, el “paper”, con una estructura determinada llamada sistema IMRYD: introducción, método, resultados y discusión; b) se inició un proceso de legitimación asociado con la organización y la clasificación de las revistas mediante los sistemas de indización y los sistemas de indización emergieron como ciencia legitimada. En 1963 E. Garfield inició un sistema (hoy Clarivate) de indización con un indicador asociado: el factor de impacto y en 2004 surge Scopus de Elsevier con el SJR; c) la paulatina, pero constante adquisición de las revistas de asociaciones profesionales, universidades por parte de consorcios editoriales, con un resultado en el que 5 editores concentran el 50% de las publicaciones de todas las áreas y asciende a 70% en las ciencias sociales y son, precisamente, las revistas bajo muros de pago las que cuentan con los factores de impacto más elevados; es decir, bajo el actual y perverso sistema son las revistas de mayor calidad.

Es en este escenario y ante una búsqueda de visibilidad -legitimidad- que los sistemas de acceso abierto se empiezan a desenvolver e inician reuniendo las revistas, que según datos de Latindex en 2002 ascendían a 11 mil ante el crecimiento de la academia en la región y la conformación del artículo como sistema de comunicación. Sólo en en el año 2000 nacieron más de mil revistas.

En la región la suscripción a las bases de datos electrónicas crece de una manera exponencial de forma tal que en las universidades ocupa los principales rubros de gasto-inversión (A. S. Pereyra afirma que el gasto en suscripciones en las bibliotecas es el segundo de la UNAM). La suscripción se ve acompañada de difusión, identificación de la subrepresentación  al tiempo que se busca la inserción.

La internacionalización buscada en las universidades y en los consejos de ciencia y tecnología de los países identifica, en mayor o menor medida, internacionalización y calidad con las revistas que están en los sistemas de indización principales (Clarivate-Scopus), lo que ha modificado los parámetros de evaluación, las expectativas de los académicos. Los sistemas de evaluación y reconocimiento de revistas movieron sus políticas de apoyo a las revistas para que ingresaran a dichos índices y en dicho proceso se reconoció a la cita como medida de excelencia. Esta situación se vio reforzada por los rankings de universidades que incorporaban la publicación en dichas bases y en algunos las publicaciones en el cuartil I y II, con lo que los cuartiles pasaron a institucionalizarse como grupos adecuados de excelencia científica; en resumen, el imaginario colectivo institucionalizó Clarivate-Scopus y las citas como indicadores de desempeño y éxito académico.

En la región, el papel de SciELO en la institucionalización del factor de impacto y las citas como indicador de calidad e impacto es determinante, y prácticamente nunca analizado. Es probable que si SciELO -la base de datos que monopolizó la legitimidad de la ciencia regional ante los consejos de ciencia y tecnología- no hubiera concebido el marcaje de las citas y la generación futura del Factor de Impacto entre revistas -como lo intentó- el peso de los indicadores derivados de las citas como medida de impacto y desempeño hubiera sido distinto. Sin embargo, SciELO se diferenciaba de otros proyectos similares, precisamente por las citas que tenía: x revistas, x artículos, otras bases regionales lo tenían, pero sólo uno podía añadir con orgullo y, n citas. Así lo manifiesta en su página: 1,285 Revistas, 52,356 Números, 745,182 Artículos y 16,943,454 Citas.

16 millones de citas no es poca cosa, aunque evidentemente muchas de ellas, la mayoría es posible, se dirigían a otras revistas no contenidas en la base o de otros países. Pero nunca se hizo un estudio serio con dichas citas, no existe, era información no utilizada por los problemas metodológicos de un universo cambiante. Se daban muchos datos en la página, pero no se utilizaban, más allá de las presentaciones de los coordinadores generales o de los países ¿por qué? Ahí el gran enigma. Era una base de datos maravillosa, realizada con el esfuerzo del marcaje de cientos de instituciones y realizada con recursos públicos y, a la fecha, no ha sido utilizada. No hay explicación lógica ¿por qué no fue utilizada? Podemos arriesgar la hipótesis de que no era importante como base desde el imaginario social, aunque las citas como indicador sí lo eran y también el factor de impacto ¿pero hay 16 millones de citas y no se han usado?, ¿la cartografía regional de la distribución del prestigio mediante citas ahí está y no se ha usado? Una hipótesis es que lo importante en el plano de la búsqueda de internacionalización era no las citas generadas, no las recibidas por revistas regionales de la disciplina -esas ya estaban identificadas-, sino las revistas de otras partes del mundo, o sea las ‘internacionales’ y eso, solo podría hacerse mediante la incorporación en las bases de datos de citación Clarivate-Scopus. La identificación de la internacionalización con las citas recibidas de revistas de otra parte del mundo y la competencia de Clarivate con Scopus, lo que lo obligaba a ampliar su universo y orilló a que Clarivate introdujera SciELO Citation Index y otros índices, aunque aquí hay que ser muy enfático, las citas proporcionadas por las revistas del SciELO Citation Index no contribuyen al factor de impacto del Journal Citation Reports, por ello se consideraron -junto con otros índices- de un nivel más bajo. Con lo que la integración no logró exactamente lo que buscaba.

La adhesión de SciELO al modelo de medición asociada al llamado ‘mainstream’ y política de expansión y reconocimiento con los consejos de ciencia y tecnología, la adopción de una política de internacionalización que implicaba relación con los Estados Unidos y Europa, terminó siendo adoptado por los procesos nacionales de evaluación de revistas en los cuales el papel de Grupo Scimago ha jugado también un papel determinante, al constituirse en el principal grupo asesor de los consejos de ciencia y tecnología de México, Colombia y Chile, entre otros, y asesor de la política de diversas universidades

Las métricas basadas en el Factor de Impacto, el uso y recomendación de las licencias CC-BY, la adopción del idioma inglés sobre los idiomas nacionales, la visión de que los APC pueden darle sustentabilidad económica a las revistas y, principalmente, los acuerdos con Clarivate fragmentaron de forma definitiva el ecosistema construido de acceso abierto.

Por otro lado, los sistemas que asumían cierta distancia al factor de impacto, no consideraron el uso y abuso que se iba a hacer de las métricas, ni contemplaron que iba a condicionar prácticamente toda la práctica de la evaluación en los diversos niveles. Latindex en su documento fundacional plantea una crítica al FI: “Se ha extendido la práctica de evaluar las revistas científicas por su inclusión en los índices y específicamente por su ‘factor de impacto’ definido por el SCI en base a las citas recibidas, al margen de otros indicadores de calidad.”, asimismo se enfatiza la importancia del idioma original “Las publicaciones científicas latinoamericanas, en particular las escritas en español y portugués, están subrepresentadas en los índices y bancos de datos internacionales producidos en los países desarrollados, y en tiempos recientes esta representación ha disminuido aún más“. Redalyc generó indicadores de producción, colaboración y descargas a nivel de autor, institución, disciplina, área y país, manifestó permanentemente su desacuerdo con el índice de citas y entre sus objetivos esta el considerar al español y portugués, idiomas legítimos para comunicar ciencia. CLACSO, en su Declaración de Acceso Abierto, manifiesta: ante el impacto negativo de la comercialización del conocimiento y sus indicadores Valorar, al evaluar a los investigadores y a sus instituciones, los indicadores que proporcionan los repositorios, plataformas y publicaciones en acceso abierto, así como otras variables de impacto y relevancia en los contextos local y regional, para complementar los indicadores bibliométricos internacionales tradicionales que tan pobremente reflejan la producción e impacto de la producción de países en desarrollo”. Con sus matices Latindex, Redalyc y CLACSO, se oponen claramente al factor de impacto como sistema de evaluación.

Además, Latindex, Redalyc, CLACSO e IBICT firman la Declaración México en la que afirman respecto a las métricas “Conscientes de la existencia de diversas contradicciones entre las políticas de regulación e implementación del acceso abierto entre las instituciones académicas y los consejos de ciencia y tecnología de los países, que aunque han dado impulso al acceso abierto utilizan métodos y métricas de evaluación de la investigación científica y del trabajo académico que privilegian los sistemas de información científica comerciales y las revistas de los grandes monopolios editoriales, y cuando se aprecian las revistas “nacionales” es porque están en dichas bases”. En México, el 15 de diciembre de 2017, la siguiente Declaración Conjunta LATINDEX–REDALYC–CLACSO–IBICT, que recomienda el uso de la licencia Creative Commons ReconocimientoNoComercial-CompartirIgual (CC BY-NC-SA, por sus siglas en inglés) para garantizar la protección de la producción académica y científica en acceso abierto, y que tiene como objetivo crear, compartir, mantener y preservar el conocimiento de la región”.

En resumen, las métricas basadas en el factor de Impacto, el uso y recomendación de las licencias CC-BY, la adopción del idioma ingles sobre los idiomas nacionales, la visión de que los APC pueden darle sustentabilidad económica a las revistas y, principalmente, los acuerdos con Clarivate fragmentaron de forma definitiva el ecosistema construido de acceso abierto.

Haciendo el análisis en retrospectiva emergen de forma clara dos visiones distintas.

Por un lado está la propuesta de SciELO de dar visibilidad y posicionar la producción regional en la ciencia reconocida, el mainstream como excelencia y las métricas de citación como medidas adecuadas de desempeño e impacto científico. Desde esta perspectiva el acceso abierto era un simple medio que permitía intensificar la visibilidad, que se refuerza al alinearse con las lineas de Budapest y las licencias CC-BY. El acceso abierto era un medio, una estrategia para visibilizar e integrar en el mainstream a la producción regional. Ello podría ser una explicación para no tener prácticamente innovación tecnológica en sus desarrollos y la ortodoxia radical de contar con la marcación de las citas hasta el mas mínimo detalle.

Por otro lado, Latindex nace con una crítica al llamado ‘mainstream’ desde su documento fundacional, mientras que CLACSO y Redalyc al abocarse a las ciencias sociales y humanas y con una perspectiva crítica a los modelos de comercialización, la vinculación con la sociedad, el papel de la ciencia regional, nacional y local adquieren otro sentido ya que trabajan con problemas contextualizados en dichas dimensiones. Es lógico y natural que se separen de un modelo que no los representa -porque las ciencias sociales y las humanidades no tienen cabida-, donde la ventana de citación es claramente muy superior a los dos años que utiliza el FI, un sistema que no reconoce el formato tradicional de comunicación: el libro y el ensayo; además de que dichas disciplinas se han desarrollado al margen de los indicadores bibliométricos y hay una crítica a los métodos cuantitativos por la incapacidad de capturar la complejidad de la realidad. Sin embargo, para esta visión el acceso abierto se asume como un principio -implícito- y se busca que a través de él se reduzcan las brechas de acceso, participación, pero sobre todo de legitimidad de la ciencia de forma tal que pueda dar cabida a una participación real del sur.

Dos modelos, dos visiones diametralmente opuestas, nunca se tocaron a pesar de haber caminado en paralelo, porque el acceso abierto adquiría sentidos totalmente diferentes para cada una de ellas, lo que explica la fragmentación.

¿Es dicha fragmentación lo que convierte al acceso abierto en un proyecto incierto? No, evidentemente que no es la fragmentación. La visión que premia y legitima el control de la diseminación y evaluación de la ciencia por parte de los monopolios editoriales es la que pone en entredicho el acceso abierto, junto con sus métricas.

Es esa visión simplista basada en el compartir, sin tocar las estructuras de poder de circuito de la ciencia lo que hace que el acceso abierto avance pero no modifique la situación real, lo que hace confuso el camino a seguir. Es la visión acrítica de abrir (CC-BY) lo que se produce nacional o regionalmente sin restricciones, al tiempo que cedemos los derechos patrimoniales de la publicación en las revistas de los consorcios editoriales; por el otro lado, suben los embargos, se incrementan los obstáculos al depósito y mantienen el monopolio de la verdad, la legitimidad y la excelencia, porque la excelencia sigue asociada con métricas controladas por dos monopolios privados (Clarivate-Scopus); quienes demandan por el uso de los trabajos (Elsevier VS Research Gate) porque detentan los derechos de las publicaciones otorgadas por los investigadores del sur que realizaron -la mayoría de las veces- sus investigaciones con financiamiento público.

El imperio del factor de impacto y las métricas basadas en citas a revistas, además de la retención de los derechos patrimoniales de la producción científica es lo que hay que desmontar; lo que implica afectar las estructuras de poder a partir de la fuerza y autoridad de los Consejos de Ciencia y Tecnología. Mientras no se avance en dicha dirección, los caminos del acceso abierto serán dar un paso adelante y dos atrás.

REFERENCIAS

Larivière, V., Haustein, S. & Mongeon, P. (2015). The Oligopoly of Academic Publishers in the Digital Era. PLoS ONE 10(6), 1-15. doi:10.1371/journal.pone.0127502