¡Entendámoslo! En Ciencias Sociales y Humanidades no existe ciencia de corriente principal
Eduardo Aguado-López
Desde la última década del siglo pasado, los sistemas de evaluación de revistas se han desarrollado y consolidado. Los procesos metodológicos en la evaluación, si bien diversos, otorgan diferente peso a las variables que intervienen; hay una variable permanente y que se extiende a prácticamente la totalidad de sistemas de evaluación: la indización de la revista en los múltiples sistemas. Sin embargo, en todos los sistemas de evaluación la indización en la llamada corriente principal (WoS-Scopus) es el factor más importante para ser considerada como revista internacional, de calidad, representativa, etc., convirtiendo dicha indización en legitimidad.
Por ejemplo, en el Sistema de Clasificación de Revistas del Conacyt 2016-2018 (México), el escalafón más alto, sin necesidad de evaluación, lo ocupan las revistas que están en dichas bases y se distribuyen a partir del cuartil en que se encuentren en uno de los dos sistemas. De similar forma lo hace Publindex (Colombia). Los criterios de estímulos y productividad a investigadores en los países iberoamericanos y del mundo se establecen al igual por el lugar donde publicas, el que se determina mediante el Factor de Impacto (Clarivate Analytics) o Scimago Journal Rank (Scopus).
Contar con una base de datos de revistas de corriente principal representativa de la globalidad enfrenta nuevos retos, pero pareciera que no puede ser conformada sin la participación de las revistas ‘locales-nacionales-regionales’.
El punto a destacar es que la indización es una característica central en el sistema de la ciencia y que no se hace diferencia sustancial entre las ciencias exactas y naturales, por un lado, y las sociales y humanas por el otro. La homogeneización afecta a las ciencias sociales y humanas de manera particular, más cuando es en las últimas décadas que el artículo se ha venido constituyendo en uno de los formatos centrales de comunicación, como efecto de la mayor valoración de artículos sobre libros y monografías.
Esto cobra cada día mayor consenso, así lo manifiesta Rosa García Ruiz: “Las revistas científicas de prestigio, por tanto, se reconocen por su ubicación en las bases de datos; por ejemplo Comunicar está presente en más de 650 bases de datos, aunque (…) podemos considerar como bases de datos más importantes y prestigiosas aquellas que indexan revistas teniendo en cuenta diferentes variables relacionadas con el impacto de la revista, por lo que se les otorga un índice de calidad relativo dentro del conjunto de revistas de la misma categoría. Un claro ejemplo de estas bases de datos son Scopus o la Web of Science.”
Sin embargo, los sesgos de WoS y Scopus han sido ampliamente documentados: a) idioma; b) geográfico; c) área de conocimiento; d) disciplinario; si bien dichos sesgos son reconocidos, cuando se habla de las ciencias sociales y humanas se intensifican, por el simple hecho de que las ciencias sociales y humanidades están fuertemente subrepresentadas en dichas bases.
Veamos la participación de las ciencias sociales y las humanidades en tres rubros diferentes.
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Cantidad de revistas. En este rubro, la subrepresentación es clara en el SJR-Scopus. Una de cada tres revistas pertenece a las ciencias sociales y las humanidades, mientras que en el Journal Citation Report del Web of Science de Clarivate casi 1 de cada cuatro revistas pertenece a dichas disciplinas. El mayor peso de Scopus se explica porque dentro de su política de ganar espacio y competividad a WoS, le dio mayor presencia a disciplinas y regiones no incluidas, adoptando la inclusión como una estrategia de marketing. En números absolutos, hablamos de que en SJR-Scopus hay 8,49 revistas de un total de 24,228, mientras que en el JCR-WoS hay únicamente 3,312 de un total de 12,327 revistas.
El número de revistas no necesariamente es un buen indicador del peso que tienen las áreas, los países o las instituciones, debido a la diferente periodicidad y el número de artículos que contiene cada número; la diversidad se ha intensificado con el surgimiento de la revista continua y con la aparición de los ‘megajournals’. Como lo plantea el trabajo de Spezi y colegas, reseñado por Universo Abierto, si bien numéricamente son una pequeña proporción, representan alrededor del 2.5% de los artículos científicos en 2015. Por ejemplo, en 2015, PLOS publicó más de 27 mil artículos, Scientific Reports poco más de 10 mil, entre otros. Cuando se publican millones de artículos al año, buscar e identificar el peso de áreas y disciplinas debe ser a través del número de documentos citables.
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Documentos citables. Los artículos citables incluidos en las revistas del SJR-Scopus ascienden a más de 16 millones y de ellos únicamente 1,272,775, el 7.7 por ciento son de ciencias sociales y humanidades; es decir, menos de uno de cada diez artículos científicos citables son de ciencias sociales y humanidades. Por su parte, en el JCR sube ligeramente a 1 de cada 10 (10.8%), aunque por contar con la mitad de las revistas de SJR-Scopus, sólo suman 178,120 artículos citables ¿El desempeño, la productividad, la relevancia y el impacto de las ciencias sociales y humanidades puede acaso identificarse en bases que claramente no reúnen la producción de dichas áreas, numérica, temática y geográficamente, al menos?
Según el Informe de la UNESCO sobre la ciencia 2030, en el mundo hay cerca de 8 millones de investigadores, donde cinco regiones y países concentran el 72%: Unión Europea (22.2%); China (19.1%); EUA (16.7%); Japón (8.5%) y Rusia (5.7%). El número de artículos es muy inferior al número de investigadores, aunque la visión sería distinta si tomáramos el número de artículos de las revistas con revisión por pares identificadas del mundo.
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Citas. En las ultimas décadas las citas se han convertido en el indicador determinante del éxito, prestigio y calidad de un trabajo. El indicador que se creó para apoyar a las bibliotecarios a identificar revistas utilizadas por la comunidad académica a través de las referencias -citas- para adquirir suscripciones y que generó el Factor de Impacto (citas entre artículos en un número de años) se ha convertido desafortunadamente en el indicador de evaluación central de individuos e instituciones. Si bien han aparecido en los últimos años bancos de citas de acceso abierto (Google Citations, Dimensions, Cross Ref, etc.), las bases de datos que se han hecho famosas a partir de dar citas son WoS y Scopus. Conocer el numero de citas por área, resulta importante, porque es con base en ellas que se va a discernir sobre el éxito de las publicaciones.
Las citas en ciencias sociales y las humanidades en el SJR-Scopus ascienden al 15%; es decir, 1.5 de cada diez son de estas áreas y en JCR-Clarivate tienen menos citas totales: aquí una de cada diez corresponde a las ciencias sociales y las humanidades, a todas luces insuficiente.
Las ciencias sociales y humanas trabajan con hechos sociales, es decir construcciones sociales en las cuales el contexto, la historia, los valores son factores centrales en su conformación, por ello los estudios nacionales y locales adquieren mayor relevancia, no porque dichas áreas de conocimiento sean “parroquianas” o “nacionalistas”, sino por la especificidad de los propios objetos de estudio.
En términos numéricos hemos visto la insuficiencia y subrepresentación de la llamada ciencia de corriente principal para las ciencias sociales y las humanidades ¿Será adecuado entonces determinar el desempeño de un investigador mediante su producción o citación en dichas bases? Veamos la situación de un caso concreto, el de los investigadores nacionales de excelencia de México: los integrantes del Sistema Nacional de Investigación (SNI) del Consejo de Ciencia y Tecnología (CONACYT). “El SNI es sinónimo de prestigio, pues representa un círculo selecto que distingue a los investigadores que efectúan con mayor eficiencia su trabajo y realizan contribuciones importantes al conocimiento; en tanto que, desde el punto de vista económico, dicho sistema implica un ‘complemento salarial’” (Rodríguez Miramontes, et.al 2017).
En la actualidad, los integrantes del SNI son alrededor de 28 mil investigadores –se considera que el SNI representa aproximadamente el 33 por ciento del total a nivel nacional (Rodríguez, 2016), distribuidos en 8 áreas de conocimiento de las cuales dos áreas competen a las ciencias sociales y las humanidades, el área V. Ciencias Sociales y el área IV. Humanidades y Ciencias de la Conducta. En conjunto reúnen el 31% de los investigadores del SNI en 2015 (Cabrero, 2015). 1
Si identificamos la participación de los integrantes del SNI en Scopus; es decir, si nos preguntamos ¿Cuál es la proporción de investigadores nacionales que al menos tienen un trabajo en Scopus? Los resultados pueden sorprendernos y si bien no existen muchas investigaciones que nos permitan responder con precisión, el Foro Consultivo de Ciencia y Tecnología (FCCyT) realizó una investigación coordinada por Dutrénit, et. al. (2014) que permite conocer con precisión esta situación y los resultados -a partir de Scopus- son sorprendentes:
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Los SNI produjeron menos del 70% de la producción de investigadores mexicanos en Scopus en 2009 (67.9%);
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La participación se redujo del 74.5% en 2003 al 67.9% en 2009;
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En las ciencias exactas y naturales, prácticamente la totalidad de los investigadores tienen artículos en Scopus: La menor proporción es 88-89% del área Físico Matemáticas y Ciencias de la Tierra; Ingenierías y Biotecnología y Ciencias Agropecuarias;
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Más del 92% de los investigadores del área de Biología y Química mantienen documentos en Scopus;
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Medicina y ciencias de la salud es el área mejor representada en Scopus ya que 96% de los investigadores tienen en dicha base producción científica;
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El caso de las ciencias sociales y las humanidades es inverso y los investigadores del SNI no mantienen producción científica de manera significativa en Scopus;
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Sólo el 20% de los investigadores adscritos al SNI del área de Ciencias Sociales tenían al menos un artículo en Scopus;
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Sólo el 18% de los investigadores del área de Humanidades y ciencias de la Conducta contaban con un artículo en Scopus; (Dutrénit, et. al. 2014).
Utilizar una base de datos no representativa para alrededor del 30% de los investigadores nacionales de ciencias sociales y humanidades deriva en:
a) una subestimación de la participación global de un país o institución por la subrepresentación de revistas y producción de dichas áreas
b) una imagen inexacta sobre la participación y productividad de las ciencias sociales y las humanidades en la generación y difusión del conocimiento, que deriva en una imagen de baja productividad y un desconocimiento sobre el impacto real de las ciencias sociales y humanas en la generación de conocimiento y en la sociedad
Hay diversos elementos que permiten considerar que en el ámbito de las ciencias sociales y las humanidades la conformación de una base de datos representativa a nivel global se enfrenta a nuevos retos:
De manera sencilla podemos decir que las Ciencias exactas y naturales estudian la naturaleza y los fenómenos naturales que son globales, mientras las ciencias sociales y las humanidades estudian al ser humano, la sociedad y sus instituciones, tratando de explicar y comprender como funciona el mundo social; mientras las ciencias exactas y naturales trabaja con hechos ‘naturales’ independientes al ser humano, aunque afectados por él; las ciencias sociales y humanas trabajan con hechos sociales, es decir construcciones sociales en las cuales el contexto, la historia, los valores son factores centrales en su conformación, por ello los estudios nacionales y locales adquieren mayor relevancia, no porque dichas áreas de conocimiento sean “parroquianas” o “nacionalistas”, sino por la especificidad de los propios objetos de estudio.
No es lugar para una discusión epistémica, pero la familia, valores, pobreza, democracia, paz, inclusión, desigualdad, libertad, adhesión, rebelión, migración, emigración, corrupción, ética, por sólo mencionar algunos campos de estudio. Estudiar la sexualidad, el género, los roles, la diversidad no es posible si no se parte de un contexto sociocultural que lo explica y lo condiciona. Pero no sólo estos temas ‘cargados’ son contextuales e históricos, sino también fenómenos socioeconómicos como la migración y la manera como lo asumen las diferentes sociedades.
Contar con una base de datos de revistas de corriente principal representativa de la globalidad enfrenta nuevos retos, pero pareciera que no puede ser conformada sin la participación de las revistas ‘locales-nacionales-regionales’ en la que han venido publicando los cientistas sociales durante décadas, más allá de las presiones de la evaluación institucionalizada que privilegia unas bases sobre otras.
1. En el 2013 el 30% de los investigadores pertenecían al área IV y V http://www.atlasdelacienciamexicana.org/sni/fig68.png
Metodología (Participación de Ciencias Sociales en SJR y JCR)
La información se descargó entre el 16 y el 20 de noviembre de 2018.
- Para obtener los indicadores de Scimago Journal Rank (SJR), la información se consultó en los sitios:
- Se descargó la lista completa de revistas y se utilizaron los datos de SJR. Los países y el área se asignaron con información de Cite Score y de la lista de fuentes de Scopus.
- Las revistas que participan en más de un subject area tienen los mismos indicadores.
- El grupo de Ciencias Sociales y Humanidades se conforma por las siguientes categorías: Arts and Humanities, Business, Management and Accounting, Decision Sciences, Economics, Econometrics and Finance, Psychology, Social Sciences.
- La región Latinoamérica agrupa los siguientes países: Argentina, Brazil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Mexico, Peru, Puerto Rico, Trinidad and Tobago, Uruguay y Venezuela.
- Para la región de Península Ibérica se agruparon España y Portugal.
- Los indicadores son:
- Revistas: Cantidad de revistas indizadas en 2018.
- Documentos citables: Documentos citables publicados en 2014,2015 y 2016 (se consideran todos los tipos de documentos).
- Citas totales: Número de citas recibidas en 2017 a documentos publicados en 2014,2015 y 2016 (se consideran todos los tipos de documentos).
- Para obtener los indicadores de Journal Citations Reports (JCR), se consultaron los siguientes sitios:
- Se descargó la lista completa con datos de revistas de JCR. El país se asignó con información del Master List de Web of Science.
- Las revistas que participan en más de una edición tienen los mismos indicadores.
- La equivalencia de área es SSCI=Ciencias Sociales y SCIE=Ciencias Naturales y Exactas.
- La región Latinoamérica agrupa los siguientes países: Argentina, Brazil, Chile, Colombia, Mexico y Venezuela.
- Para la región de Península Ibérica se agruparon España y Portugal.
- Los indicadores usados son:
- Revistas: Cantidad de revistas indizadas en 2018.
- Documentos citables: Documentos citables publicados en 2016 y 2015.
- Citas totales: Citas totales obtenidas en 2017 para todos los años de publicación.
REFERENCIAS
Cabrero, E. (2015). Principales logros y desafíos del Sistema Nacional de Investigadores de México a 30 años de su creación. Revista Iberoamericana de Ciencia, Tecnología y Sociedad – CTS, 10(28), 1-12. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/924/92433772013.pdf
Dutrénit G., Zaragoza M, L., & Zúñiga P. (2014). La producción científica del Sistema Nacional de Investigadores de México: un análisis con la base de datos normalizada de SCOPUS. En Foro Consultivo Científico y Tecnológico, AC. (Ed.), Taller sobre indicadores en ciencia y tecnología en América Latina, (165-180). México, Ciudad de México.
Rodríguez, C. E. (2016). El sistema nacional de investigadores en números. México, Ciudad de México, Foro Consultivo y Tecnológico. Recuperado de http://www.foroconsultivo.org.mx/libros_editados/SNI_en_numeros.pdf
Rodríguez J., González C., & Maqueda G. (2017). El Sistema Nacional de Investigadores en México: 20 años de producción científica en las instituciones de educación superior (1991-2011). Investigación bibliotecológica, 31(espec.), 187-219. Recuperado de https://dx.doi.org/10.22201/iibi.24488321xe.2017.nesp1.57890
Spezi, V., Wakeling, S., Pinfield, S., Creaser, S., Fry, J., & Willett, P. (2017) Open-access mega-journals: The future of scholarly communication or academic dumping ground?. A review, Journal of Documentation, 73(2), 263-283. Recuperado de https://doi.org/10.1108/JD-06-2016-0082